sábado, 17 de julio de 2010

SUEÑOS DE UN FABULADOR


"Palabras en penumbra" de Gonzalo Suárez. Adaptación teatral y dirección: Carles Alberola. Reparto: Carles Sanjaime. Nina. Xus Estruch. Salomó Sanjuán. María Almudéver. Rafa Miragall. Espacio escénico: Del Busto y Monterde. Iluminación: Carles Alfaro. Música: Perico Sambeat. Vestuario: Rocío Cabedo. Madrid. Teatro de La Abadía. 26-9-2001.

Los sueños suelen ser la cantera de donde extraen su materia prima los escritores; a veces, más aún que de la misma vida. La individualización del mundo que se produce en la actividad de soñar, es ya un proceso similar al de la ficción que utiliza el escritor. Gonzalo Suárez posee una rara personalidad creativa, polifacética, misteriosa, y vanguardista. Su interés por explorar las difusas fronteras de la realidad, del mito, y la ficción, le otorgan el grado de "maestro complejo", que hace juegos de prestidigitación conceptual, tanto en sus libros como en sus películas.
"Palabras en penumbra" es un espectáculo que ha hilvanado la dramaturgia de Carles Alberola, trasladando tres relatos narrativos de Gonzalo Suárez hasta el escenario. No es la primera vez que la narrativa alimenta la escena, con algunos resultados de muy alta estima teatral. Aunque el experimento -como todo trasvase- entraña sus riesgos.
Alberola es actor y se maneja muy bien con la comedia, con una socarronería tan retostada como eficiente. Como director de "Palabras en penumbra", se siente muy cómodo con el humor que le brinda el autor desde sus textos. Este espíritu burlón deviene uno de los factores más estimables del montaje, porque le quita hierro a la pedantería que pueden llevar implícita esos grandes temas tomados en serio y a la tremenda: la identidad, el tiempo, la percepción, la emoción, la visión, la memoria.
La obra transita por dos terrenos que podríamos acotar como, propios de comedia cinematográfica de Woody Allen: (el autor-escritor es además el protagonista: cuenta lo que le pasa). Y por otro lado, una especie de empeño en elevarse a unas cotas más discursivas y simbólicas, más propias del teatro de Samuel Beckett. Si a esto añadimos que se compone de tres historias yuxtapuestas, la complejidad inicial, puede que comience a ser un poco farragosa en cuanto al verdadero objetivo del espectáculo.
La estética de la representación da la pátina de globalidad. "Palabras en penumbra" tiene empaque visual, efectivo y contundente. La iluminación de Carles Alfaro, y el elegante espacio escénico de Del Busto y Monterde, dan una personalidad visual al espectáculo, que le falta dramáticamente. La progresión dramática se inventó para tener "enganchado" al público, durante más de una hora seguida. Y no es que aquí se aburra, porque el humor siempre es un buen salvavidas para el respetable. Aunque, finalmente, haya más materia gris que sustancia teatral en este vistoso espectáculo.
Por fortuna, los actores y actrices están vivos en este deslizante mosaico dramático-onírico-ficticio. Carles Sanjaime da vida al protagonista escritor, con una naturalidad apabullante. Xus Estruch interpreta a la vecina rubia y puretona de la escalera, con humor y candor de alto voltaje. El resto de los intérpretes aportan talento y belleza a esta representación de un sueño, que tuvo un escritor, que estaba escribiendo, cuando pensaba que estaba viviendo.

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