lunes, 19 de julio de 2010

LOS ROTULADORES DEL PRADO


"La vida es sueño" de Pedro Calderón de la Barca. Dirección y versión: Calixto Bieito. Reparto: Joaquín Notario. Nuria Gallardo. Carlos Álvarez. Boris Ruiz. Miquel Gelabert. Àngels Basas. Roger Coma. Cantaor: J.M. Cerro. Percusión: Juan Flores. Vestuario: Mercè Paloma. Iluminación: Xavier Clot. Escenografía: C. B./Carles Pujol. Madrid. CNTC. Teatro de la Comedia. 6-10-2000.

"La vida es sueño" de Pedro Calderón de la Barca es al teatro clásico español, lo que "Las Meninas" de Velázquez a la pintura del Siglo de Oro; o lo que "El Quijote" a la literatura hispana. Siendo hitos de la más alta creación artística, gozan de una popularidad tal, que ha permitido que, por ejemplo, algunos de los versos de Calderón sean conocidos de memoria incluso por los que ni siquiera sabían leerlos: "Ay, mísero de mí, ay infelice"; "Hipógrifo violento que corriste pareja con el viento"; "...que la vida es sueño, y los sueños, sueños son..." parecen haberse desprendido de la obra original hasta forma parte del acervo popular. El valor de los clásicos es éste: aglutinar en torno a unas obras concretas el espíritu y los valores artísticos y morales de una época, a la par que pudieran servir de espejo a otros tiempos, e incluso a otros países que no han tenido la suerte de poseer una gran tradición teatral como la nuestra. Calderón fue redescubierto para la "modernidad" por los románticos alemanes, con Goethe a la cabeza. La musicalidad de sus textos dramáticos, su exploración de las partes más oscuras y misteriosas del ser humano; la forma simbólica y filosófica con que son tratadas las relaciones políticas y sociales, convierten "La vida es sueño" en uno de los textos más representados del teatro mundial, como un vehículo de indagación en el sentido público de la sociedad actual.
La grosera, insolvente y bochornosa representación de "La vida es sueño" que la CNTC ofrece actualmente en el histórico Teatro de la Comedia, es un signo de lo que ciertos españoles son capaces de hacer con la más rica tradición teatral de Europa. Intentar escandalizar es lo que busca el que no puede llamar la atención con su talento. Si el Museo del Prado organizara una jornada de puertas abiertas repartiendo "sprays" y rotuladores para que todos pudieran pintar "grafittis" y bigotes sobre las obras de Goya y Velázquez, sería un escándalo, y por supuesto la noticia saltaría a la prensa; pero, no sería por ello, jamás un hecho artístico, sino una insensatez punible. ¿Por qué hay que aceptar que en teatro, sí pueden suceder estas cosas? Representar "La vida es sueño" en el Teatro Clásico Nacional como lo ha hecho Calixto Bieito, es un equivalente al disparate metafórico de los rotuladores del Prado. Intentar rivalizar con los más banales y degradantes concursos televisivos desde un teatro público, es una tarea aberrante que no sólo ofende la inteligencia del público, sino que vulnera además la dignidad del hecho dramático. Este montaje representa tal atraso y negación del sentido que debe tener el teatro, que hubiera sido mucho mejor no haberlo producido, ni representado, y mucho mejor aún, no haberlo visto.

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