domingo, 18 de julio de 2010

EL INFIERNO DE LAS CIUDADES


"La muerte de un viajante". De Arthur Miller. Dirección: Juan Carlos Pérez de la Fuente. Escenografía: Óscar Tusquets. Reparto: José Sacristán. Mª Jesús Valdés. Alberto Maneiro. José Vicente Moirón. José Caride. Francesc Galcerán. Javier Gamazo. Romá Sánchez. Zorión Eguileor. Silvia Espigado. Vestuario: Rafael Garrigós. Iluminación: Juan Gómez Cornejo. Madrid. C.D.N. Teatro de La Latina. 18-4-2001

Arthur Miller está considerado uno de los grandes dramaturgos del S. XX. En 1949 ganó el Premio Pulitzer con "La muerte de un viajante", una obra que le colocó a la cabeza del teatro de su tiempo. Su posterior matrimonio con Marilyn Monroe dio aún mucha más fama al dramaturgo comprometido y social, que no desdeñaba el oropel de Hollywood. El realismo de la obra de Miller resultaba muy cercano al mundo del celuloide y algunas de sus obras saltaron con facilidad a la pantalla grande. El viajante Willy Loman quizás sea el más conocido de todos sus personajes. Desde el estreno histórico protagonizado por Lee J. Cobb (el que más sigue complaciendo a su autor), numerosos primeros actores han querido medirse con el personaje. Este antihéroe (que encarna al perdedor arquetípico del mundo urbano moderno,) permite a Miller expresar su visión crítica del mundo que le rodea.
El Centro Dramático Nacional, acaba de estrenar en Madrid una nueva versión de esta gran obra milleriana. Curiosa fórmula para un Teatro Nacional (creados para fomentar la gloria del teatro español), la de celebrar la entrada del nuevo siglo, estrenando a un autor norteamericano de los años 50. Juan Carlos Pérez de la Fuente, se ha caracterizado como director del CDN, como gran impulsor de la dramaturgia española, mezclando acertadamente los estrenos de autores reconocidos, con los más jóvenes. Este estreno de "La muerte de un viajante" es más propio del teatro privado que de un centro institucional. Quizás no haya sido decisión suya el programarlo, sino una imposición de los nuevos rumbos que viene tomando el INAEM desde hace menos de un año, y de su inquietante política de coproducciones.
Pérez de la Fuente vierte lo mejor de su talento y experiencia en la puesta en escena de esta repescada "La muerte de un viajante". El director madrileño consigue crear con precisión las atmósferas de esta turbulenta y opresiva obra; a la par, que mima a sus intérpretes, consiguiendo sacar de ellos sus mejores registros. José Sacristán ahueca y ahonda en sus cualidades de primer actor para sumergirse en ese mundo dual del viajante, un hombre perdido, estafado y humillado, que en sus últimas horas confunde la realidad, su memoria, y sus propios sueños. María Jesús Valdés vuelve a demostrar su talento de primera dama de la escena interpretando a la esposa del viajante, que a pesar de no ser un gran personaje (no hay grandes personajes femeninos en la obra de Miller) la actriz lo eleva hasta altos registros trágicos. El joven Alberto Maneiro interpreta con intensidad y belleza a Biff -el hijo mayor de Loman- en el que el padre vertió todos sus esperanzas; como Jose V. Mairón hace con el hermano menor más alegre y mujeriego. El director consigue arrancar a estos prolijos diálogos, en los que Miller sumerge a sus personajes, toda la actualidad desgarradora que subyace en esta obra urbana: el aturdimiento moral, la falta de luz y Naturaleza, el terrible infierno de la circulación rodante...; y lo hace sin alharacas, sin grandes espectacularidades, con una sencillez lúcida y reveladora. Oscar Tusquets crea un sobrio y esencial ámbito escénico, en el que intenta aliviar la obscenidad de la realidad cotidiana -que retrata Miller- elevándola hasta cotas más esenciales, simbólicas y contemporáneas.

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