domingo, 18 de julio de 2010

EL PROSTÍBULO DE LOS SUEÑOS

"Venecia". De Jorge Accame. Dirección: Helena Tritek. Reparto: Anahí Martella. Elvira Massa. Gonzalo Morales. Marina Vázquez. Adriana Aizenberg. Alejandro Viola. Música original: Gonzalo Demaría. Escenografía y vestuario: Cristina Villamor. Festival de Otoño. Madrid. Sala Cuarta Pared. 4-11-2000.

El llamado teatro independiente -o, alternativo- sirve entre otras cosas para renovar la cantera de temas, autores, actores, directores..., y experimentar con nuevas fórmulas de producción teatral -a veces, muy restringidas- que finalmente terminan aportando una savia revitalizadora al teatro, y una mayor flexibilidad a la distribución de espectáculos, y por tanto al conocimiento de sus creadores. De los grandes éxitos que ha habido en la escena argentina en los últimos años, en España sólo se han visto los que -por su pequeño formato- han podido -como los personajes de "Venecia"- cruzar con su propio ingenio el océano atlántico.
Las coordenadas de este nuevo teatro argentino se sitúan entre el realismo, el humor, la crítica social, y las precisas actuaciones de sus intérpretes. Nada nuevo, por otra parte, pero sí de una límpida claridad de intenciones teatrales. Si las tramas urbanas, los gabinetes de psicoanálisis, las peripecias familiares, y los choques contra las instituciones públicas, son frecuentes en este joven e impulsivo teatro argentino, "Venecia" aporta un componente fantástico que da mayor sentido a su carácter de fábula o de cuento moral, sin abandonar ni un instante el férreo realismo que parecen considerar imprescindible para la identificación del público con lo que sucede sobre las tablas.
En un miserable prostíbulo de la periferia de una ciudad fronteriza -prácticamente tierra de nadie- se hacinan tres putas entre colchas, santos y mantas, regentadas por una madama anciana y ciega. El sueño de la vieja, de gran corazón y vida miserable, es viajar antes de morir a Venecia, donde podría reencontrarse con su viejo amante de juventud. Aunque la pobreza absoluta impregna la vida de los personajes, las tiernas rameras no se arredrarán para conseguir "engañar" a la vieja, simulando haber realizado con ella su viaje y su sueño. Para que la utopía sea posible, el primer requisito es que seamos capaces de imaginarla, y luchar con fe y tesón para fabricarla. Esta parece ser la tesis del autor Jorge Accame, la dirección y el elenco, transmitida con claridad a lo largo de la representación. Nada parece sobrar en esta deliciosa pieza dramática. La dirección de Helena Tritek es clara, precisa y eficiente. Las actrices encabezadas por Adriana Aizenberg, realizan un trabajo primoroso y de una gran calidad dramática. Elvira Massa alcanza una fuerza escénica insólita con su singular físico y su mínima y potente expresividad. Gonzalo Morales eleva bien alto la bandera masculina en medio de este prostíbulo femenino de los sueños, convirtiéndose en el tierno mago que, con su tenacidad y su ingenio, hace posible la expedición y el viaje hasta la ciudad de los sueños de agua, donde todos -público y personajes- terminan creyendo en el poder hechicero de la bondad.

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