domingo, 18 de julio de 2010

EL FRACASO EJEMPLAR DE LA BONDAD


"El diario de Ana Frank". De Frances Goodrich y Albert Hackett. Adaptación: Juan José de Arteche. Dirección: José Tamayo. Escenografía: Gil Parrondo. Vestuario: José Miguel Ligero. Reparto: Carmen Martínez Galiana. Vicente Gisbert. Julia Martínez. Pepe Rubio. José Hervás. Mara Goyanes. Marco Sauco. Marisa Segovia. César Sánchez. Lola Manzanares. Madrid. Teatro de Bellas Artes. 23-1-2000

La guerra es el naufragio de la civilización, si por ésta entendemos el intento de una colectividad de vivir en paz y en armonía todos sus miembros, como si de una gran familia social se tratase. La guerra es el manantial de la tragedia, y viene a demostrar una vez más el fracaso de la razón y la justicia, frente a la barbarie y el sinsentido. En cualquier caso la Historia se parece mucho más a las guerras que a los tiempos de paz: no se rige por los dos grandes inventos sociales de occidente: la Razón y la Libertad.
"El diario de Ana Frank"es una crónica fresca y viva de este fracaso. La persecución nazi de los judíos durante la II Guerra Mundial es una de esas crónicas negras de las que nuestra civilización tiene más que avergonzarse. La familia de Ana se ve obligada a esconderse en el Amsterdam de 1942 -ocupado por Alemania- en la buhardilla de las oficinas de su padre. Junto al delicioso canal, ocho personas viven encerradas durante dos años en un mínimo espacio vital; el miedo y el terror de ser descubiertos presionan su difícil convivencia. La situación se hace insostenible para todos menos para Ana: ella conserva libre su imaginación de trece años, y la alimenta con las palabras, que vierte en su diario. La magia de la escritura le permite volar fijando el dolor y la peripecia de su encierro. Lo más conmovedor de esta historia es que esté contada por una muchachita de quince años, llena de esperanzas, ilusiones y proyectos en su vida futura cuando arribe la paz. Nunca llegará para Ana Frank.
La versión teatral de Goodrich y Hackett está más cercana al realismo que a la tragedia. Esto produce una gran cercanía emocional con el público. No hay símbolos, hay psicologías y acciones cotidianas, en una situación límite. Está más cerca de Tennessee Williams, que de Sófocles. José Tamayo vuelve a demostrar su pasión interminable por el teatro con este nuevo montaje, y sus dotes como director para ajustar la intensidad y la emoción requerida por la representación. La escenografía de Gil Parrondo es dramática, oscura y, a la par, hermosa.
Carmen Martínez Galiana tuvo un debut profesional brillante, interpretando a Ana Frank con una gran personalidad escénica. Hace entender rápidamente al público, que Ana es diferente a todos los demás, cree y milita en la bondad, por eso escribe, para dejar crónica del bien, en medio de tantos males. El resto de la compañía la abriga con gran altura interpretativa. Vicente Gisbert, Julia Martínez, Pepe Rubio, Mara Goyanes, José Hervás y Marco Sauco dan vida a personajes creíbles y conmovedores.
No es sólo "El diario de Ana Frank" una obra para aficionados de toda la vida, sino que es además una obra muy adecuada para jóvenes, que podrán oír en el escenario, la voz de una generación que se sentía estafada y humillada por la sociedad de sus mayores. La tragedia de Ana Frank lamentablemente, sigue resultando ejemplar en muchos sentidos.

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