lunes, 19 de julio de 2010

CUANDO EL CUERPO SE PONE A SOÑAR


"Fools folls. Klowns de Luxe." Monti&Cía. Idea y guión de Joan Montanyès. Dirección: Marc Montserrat. Reparto: Joan Montanyès (Monti). Oriol Boixader. Domènec de Guzmán. Escenografía y vestuario: Lluc Castells. Iluminación: Xavi Valls. Música: Martí Ventura. Madrid. Teatro de la Abadía. 24-9-2000.

A finales del S. XIX, un cómico francés Jean Gaspard Deburau revitalizó la empolvada figura del Pierrot, para devolverle toda la vitalidad que como personaje dramático tendría a lo largo del S. XX. J. Copeau, E. Decroux, J. L. Barrault, y más tarde J. Lecoq, harían avanzar la investigación corporal y gestual del clown hasta convertirlo en una de las claves interpretativas del actor del S. XX.
La Compañía de Cataluña (tan vinculada a la tradición corporal francesa) Monti & Cía. presentan en el Teatro de la Abadía "Fools folls. Klowns de Luxe", un genuino espectáculo que se sumerge en el mundo payasesco del circo, con un amor y una gran ternura por sus intérpretes.
La representación se convierte en una entrañable tarde de circo, que el público -de todas las edades- disfruta entre el vago aroma de la melancolía de la infancia. Porque la representación se enfoca desde la memoria de tres viejos hermanos que recuerdan sus años de éxito en las pistas de los mejores circos del mundo (o, al menos, así lo recuerdan ellos). La memoria es el manantial de los sueños, las reglas que la rigen son muy distintas a las de la vida; "Fools folls..." se rige por estas normas fantásticas. Lo que comienza siendo un puñado de recuerdos grisáceos, polvorientos y añejos, al desplegarse el hermoso telón escarlata de la pista, se convierte en fiesta brillante de circo.
Números acrobáticos; conciertos de botellas de agua; escenas de espejo; bromas entre payasos listos y tontos ... todos los recursos del viejo espectáculo circense, desfilan con gracia e ingenio ante los ojos del público, que va dejándose hechizar, por las artes de estos comediantes; sobre todo, los niños que se quedan encantados con estos payasos tristes y -a la par- alegres.
La obra alcanza un difícil objetivo: ser circo, sin dejar de ser teatro. Porque junto a algunas habilidades acrobáticas, de gran belleza y eficacia, (como el payaso que vuela en círculos sobre la escena y el público; o el homenaje a Arlequín, en la escena de los platos y las tartas, a la hora de servirle el almuerzo al amo,) la obra tiene un humor desmitificador, una ironía melancólica, y un amor por el teatro popular, y en particular por el circo, que llega directamente al corazón del público. Las referencias a los bufones-locos de Shakespeare, van hilvanando en la obra, una cola de hojas secas de la más pura estirpe teatral. La belleza plástica del decorado y el vestuario, como la música en directo, dotan a "Fools folls" de una extraña belleza. Si el espectador ama todo este profundo registro de matices, del mundo del espectáculo, no debería perdérselo; y si pueden, llévense a los niños y a los abuelos.

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