domingo, 18 de julio de 2010

ABUELAS IMPRESCINDIBLES


"Mala yerba". De y dirigida por Rafael Mendizabal. Reparto: Queta Claver. Jorge Lucas. Marcos Marcell. Fina Martín. Carlos Madrigal. Realización escenografía: Ricardo Vallespín & Miguel Berral. Iluminación: Miguel Cupeiro. Madrid. Teatro Muñoz Seca. 19-6-2001

Las drogas son uno de los conflictos más candentes en la sociedad actual, debido a la extensión de su uso entre las clases populares. Su uso ha estado restringido históricamente a una clase pudiente que supo correr un discreto velo de privacidad sobre su consumo, y por tanto nunca paso al teatro como tema dramático.
En la obra de Rafael Mendizabal "Mala Yerba", (que se estrenó con éxito hace varios años), unos traficantes de drogas son el motor de esta comedia realista, interesada en llevar a escena uno de las más conflictivas señas de identidad de nuestro tiempo.
El contraste que produce la presencia de una abuela en medio de este ambiente juvenil, sórdido y deprimido es el detonante dramático de "Mala Yerba". Las situaciones confusas a que se ve sometida la anciana señora en medio de estos "camellos urbanos", dan pie fácilmente a la mejor risa de la comedia. Mendizabal dibuja bien la trama y acierta a barnizar de sueños y ternura a todos sus personajes. Queta Claver está espléndida; rebosante de saber y oficio, conduce al público por las sendas de la risa más irónica y gratificante. Los dos "hermanos" delincuentes, -de caracteres tan opuestos- están interpretados con fina sensibilidad por Jorge Lucas, y con vigor y energía por Marcos Marcell. Fina Martín interpreta a la nieta huérfana y desvalida, protegida por la compañía infalible de su abuela, a la que piensa meter en un "viaje de negocios" hasta Hamburgo, donde recogerá -sin ella saberlo- un buen alijo, que trasladará sin levantar sospechas aduaneras. Esta intrépida peripecia da pie a Mendizabal a poner en pie una tierna comedia, donde el cariño y las buenas compañías triunfarán sobre los hábitos de la mala vida.
El autor ha conseguido dotar tanto a la representación como al texto, de un ritmo muy eficaz, verdadero y vivo, que entretiene y divierte al público, que sabe perfectamente de qué le están hablando, a la par que le entretienen.

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